“Nuestras razas autóctonas: un patrimonio vivo que defender”

El pasado miércoles 10 de junio continuamos nuestro primer ciclo de encuentros online en Gescan con el segundo diálogo,  en el que contamos con la intervención de Carmen Nieves, Directora de Granja Abuela Luisa S.L. Producción Ecológica,  y María Montesino, Ganadera ecológica de Dehesa La Lejuca y Presidenta de la Cooperativa Siete Valles de Montaña. Ambas, trabajan con razas autóctonas y defienden las producciones ecológicas con sus proyectos. El encuentro, fue moderado por María Sánchez, veterinaria y escritora, y el tema central del debate giró en torno a las razas autóctonas, las producciones ecológicas, la comercialización de sus productos y  la ganadería extensiva. 

Carmen Nieves era jefa de obras de construcción de instalaciones deportivas hasta hace cuatro años, momento que decidió cambiar de vida y empezar su proyecto de avicultura y apicultura que en un futuro también contará con la helicicultura. Granja Abuela Luisa, situada en El Almendro, en la provincia de Huelva, es una granja en ecológico para criar gallinas para huevos y carne y también para criar gallos y gallinas de la sureña. Estos animales, tienen un crecimiento lento, por lo que para hacer viable el proyecto en las primeras fases, los compaginarán con una raza híbrida. 

María Montesino es socióloga y ganadera, vive en un pueblo del Valle de Campoo, en la alta montaña del sur de Cantabria. Hace cinco años, junto a Lucio, su pareja, impulsaron el proyecto Dehesa La Lejuca, criando vacas de raza autóctona tudancas. Querían hacer algo diferente, y producen en ecológico carne de pasto. Dehesa La Lejuca es un proyecto social y político, ellos tienen claro que comer bien y sano tiene que ser un derecho no algo exclusivo, y reivindican una alimentación sana como principio fundamental de una vida digna. María también representa a la Cooperativa Siete Valles de Montaña, la primera cooperativa ecológica de Cantabria que nació hace 3 años y que consta de seis productores. 

María se decantó por las tudancas porque como ella cuenta, “es una raza rústica, que se adapta muy bien al clima de alta montaña, con facilidad de partos, y buena aptitud maternal. Son vacas que para puertos de alta montaña y el movimiento que realizan tienen buena infiltración. En un medio rural como el nuestro, es el animal el que tiene que adaptarse al medio, ya que estamos en extensivo. Cuando nieva, completamos su alimentación con forraje ecológico que nosotros mismos hacemos. También disponemos de refugios para las vacas. Es una raza tótem en Cantabria, por así decirlo, ya que tiene una cultura y un patrimonio asociados, eran vacas de trabajo, bajaban la leña del monte uncidas, se usaban para arar las vacas y los bueyes, y actualmente se usan también arrastre con parejas y para las ferias ganaderas, donde se valoran muchísimo morfológicamente. Su carne es muy rica y tiene unas cualidades organolépticas excelentes. Sin duda, para este clima es la que mejor se adapta ”

A Carmen, el oficio le viene de su abuela: “Creo que estoy cerrando un ciclo, volviendo a mis inicios, cuando ayudaba a criar gallinas sureñas a mi abuela, sin saber que eran sureñas, en esa época se conocían como andaluzas. Hace 4 años di un vuelco a mi vida y descubrí que la raza que criaba mi abuela, hacía ya más de 25 años, estaba recuperándola un grupo de criadores, y  esto fue determinante para mí. Quise poner un granito de arena en la conservación de esta raza incorporándola a mi proyecto.  Sé que no es un camino fácil, pero la sureña tiene un potencial enorme por la calidad de sus productos. Desde la federación estamos luchando para que se reconozca como raza autóctona por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.”

Su granja Abuela Luisa, tiene varias fases por delante, son cinco teniendo en cuenta la viabilidad, y actualmente no tienen la financiación adecuada para ponerla en marcha en su totalidad. Este año, quieren tener acabado el primer gallinero. Para Carmen, su objetivo más inmediato es seguir trabajando en la finca donde se encuentra la granja. Es una finca de repoblación de encinas y alcornoques de 33 hectáreas que tiene el problema de la seca. Ella tiene la ilusión de poder hacer algo al respecto, ya en esta primera fase quieren quitar los árboles secos y enfermos para sanearla y hacer labores de prevención. Quiere sembrarla de gramíneas y otras plantas, para luchar contra el ataque del hongo. También se encuentra inmersa en la promoción de las gallinas sureñas y sus productos, contenta e ilusionada con todo el trabajo que tienen por delante. 

María es una de los seis productores (tres mujeres y tres hombres) de la cooperativa Siete Valles de Montaña. Con la idea de vender a precios justos sus productos, comercializan las canales ecológicas de los socios a los consumidores a través de su página web, del comercio local, y de la restauración, en concreto colaboran con cocineros que buscan un producto ecológico de kilómetro cero, de razas rústicas, un alimento de la tierra. María recuerda el miedo y las dudas al inicio del proyecto y su visión desde su faceta de la sociología: “¿Cómo es posible que tanta gente estemos haciendo lo mismo pero separados? ¿Por qué no nos ponemos de acuerdo si tenemos problemas semejantes y situaciones similares y hacemos de nuestras debilidades y fortalezas? Teníamos miedo, dudas, temores… porque hemos desarticulado el trabajo en común. Antes había vínculos de solidaridad basados en lo común, no en el negocio solamente. Ella y la cooperativa lo tienen claro, van buscando el modelo de la restauración colectiva (hospitales, colegios públicos, residencias, comedores) para conseguir acuerdos que pongan en valor los productos locales. 

Las dos están de acuerdo en lo que sería importante y necesario para que los productos de nuestras razas autóctonas sean valorados. Carmen, habla de las razas como un patrimonio vivo que no podemos dejar perder, y cree que la educación es fundamental para el relevo generacional. María reflexiona acerca de sostener la vida y cuidarnos y reflexionar sobre nuestra propia idea del éxito y del progreso, sobre nuestra propia manera de estar en el mundo. La importancia de valorar y saber que producir alimentos es un trabajo esencial y muy digno. 

En el turno de preguntas, se tocaron temas relacionados sobre la alimentación, sobre las características de la carne de pasto, y sobre el acercamiento a los medios rurales y sus productos. También se habló de la importancia de un consumo responsable y de la PAC.  

Con 130 personas inscritas, en Gescan estamos muy contentos con la acogida que ha tenido este primer ciclo de encuentros online sobre ganadería extensiva y razas autóctonas. Todos los vídeos se encontrarán disponibles próximamente en nuestro canal de YouTube

Para ver el segundo encuentro, haga clic aquí